A todos nos ha pasado… De repente llega un cliente con quien resulta incómodo trabajar. Hoy quiero decirte mi opinión acerca de cómo lidiar con un cliente conflictivo en el estudio.
Aunque estemos haciendo lo que más nos apasiona, que es la música, a veces existen las cosas que no son tan agradables.
A fin de cuentas estamos otorgando un servicio, el cual estrictamente requiere mantener una relación con el cliente antes, durante y después de la producción.
Sin embargo, no todos los clientes son iguales y esperar que todos los clientes tengan el mismo tacto es simplemente una fantasía.
Te cuento mi anécdota…
Un cliente difícil…
Algo que me pasó hace un buen tiempo, fue que entré a producir a un cliente el cual era un poco novato en el tema de la producción/grabación, pero accedí pues tenía una buena canción para grabar.
La canción que el cliente quería grabar era un cover de una canción clásica, sin embargo quería hacerla mucho más minimalista y tranquila.
Entonces, elegimos como instrumentación una guitarra acústica, una guitarra eléctrica para arreglos y un órgano suave.
Todo quedó en orden dentro de la pre-producción.
Sin embargo, durante la producción empezaron a ocurrir varias cosas que fueron difíciles para mí de lidiar.
Primeramente, empezamos a grabar las guitarras. Como habíamos quedado, la canción iba a ser minimalista (cabe aclararla producción original está sumamente instrumentada y orquestada).
Cuando el guitarrista de sesión empezó a grabar las guitarras, comencé a notar que la cara del artista estaba muy rara. Empezó a hacer gestos de incomodidad.
Detuve un poco la grabación y le pregunté que qué pasaba. El cliente me dijo que él pensaba que la canción iba a ser minimalista, y que el guitarrista estaba tocando con más intensidad conforme iba avanzando la canción.
Yo le expliqué que, a mi gusto, conforme una canción va avanzando, la intensidad tiene que crecer para que el oyente se mantenga intrigado.
El cliente sencillamente no me entendió o de plano no estuvo de acuerdo. Sólo me dijo «okey» y se quedó sentado.
Cuando seguimos grabando las guitarras, me di cuenta que el cliente empezó a voltear a ver al guitarrista y en los últimos coros (cuando subía un poco la intensidad), le comenzó a hacer señas de que tocara menos fuerte.
El guitarrista empezó a confundirse y yo noté que no estaba saliendo bien. De verdad se sentía mucha tensión en el estudio, pues al cliente no le estaba gustando cómo se estaban grabando las guitarras.
Tuve qué parar la grabación para hablar con el cliente y decirle qué es lo que estaba pasando. Le volví a explicar que para que la energía de la canción fluya, debe de haber contrastes entre secciones.
Es decir, el primer verso no puede tener la misma intensidad que el segundo, ni el primer coro puede tener la misma intensidad del segundo, pues el oyente se aburriría.
El cliente sencillamente siguió negado, con el argumento de que él pensaba que la canción sería muy minimalista.
Finalmente, accedí. Le dije que esa era mi recomendación como productor, pero al final del día, era su canción.
El cliente dijo que él quería la canción así, igual de tranquila y con la misma intensidad en todas las secciones. Entonces el guitarrista lo grabó así.
Lo malo de todo esto es que, era la primera vez del cliente en un estudio de grabación. Nunca antes había tenido experiencia en producción musical.
Si quizá fuera un artista reconocido, entonces le hubiera dado la razón pensando que tal vez en el pasado le funcionó algo similar. Pero en esta ocasión no era así, era un artista novato.
Al final, la canción resultó bastante plana y sin energía. Todas las secciones suenan igual y sencillamente no me gustó. Pudiera decir que, ni siquiera la incluiría en mi portafolio.
¿Mi error?
Mi GRAN error fue haberme confiado demasiado, pues yo creí que el cliente iba a confiar en mi criterio como productor.
Es por esto que en la pre-producción simplemente vimos qué instrumentos íbamos a usar, así como un poco de los arreglos, pero realmente no ahondé mucho.
Jamás me imaginé que me iban a cuestionar de tal manera mi manera de producir, pues, al final, pudiéramos decir que fue el cliente quien produjo su propia canción.
Mi error, de nuevo, fue no haber sido 100% claro en la pre-producción al saber que era un artista novato. Debí haberle explicado paso por paso cómo se iba a trabajar.
La solución
Definitivamente, a partir de ahora le explico absolutamente todo a los clientes antes de comenzar a trabajar.
Les digo el rumbo que va a tomar la canción (si es que ellos están de acuerdo), así como mi manera de trabajar, los tiempos que se van a usar, quién va a tocar los instrumentos, etc.
Esto para evitarme de nuevo la pena de incomodar a un artista y sentir tensión en el estudio de grabación.
Otra cosa… ANTES que nada, menciónale al artista si está 100% de acuerdo de que tú produzcas la canción. Es decir, de que confiará en ti para la grabación y arreglo de la misma.
Si dejas claro eso, será más fácil que el artista confíe un poco más en tu criterio y te deje trabajar.